Comida.

Llevaba una dieta normal: carnes de todo tipo, huevos,
productos lácteos y..., muy de vez en cuando, verduras.
Comía 3 veces por día y un cafecito me hacía llegar a la cena.
Por desgracia, hace mucho dejó de ser así.

Mi estómago se achicó.   

El médico me recomendó aumentar mi dosis de verduras.
Mi almuerzo y mi cena se convirtieron en: verduras insípidas,
legumbres insípidas, tubérculos insípidos. Por un tiempo, mi
estómago respondió como debía. Pero no.
Empecé vomitando una cuarta parte de lo que comía. Luego, la
mitad.
Ahora, no sólo vomito lo que como, vomito lo que otros comen.